Un árbol es para toda la vida
Héctor se hizo ecologista convencido a los cinco años, cuando tuvo que enfrentase a la cruda realidad de que su abuela Carmen no criaba conejos desinteresadamente y que, por lo tanto, la colleja que les asestaba en la nuca, lejos de ser una caricia brusca, tenía como único objetivo dejarlos secos y prestos para la olla.
Ely del Valle